Peregrinajes parte de un trabajo conectado con la idea de que Dios mismo es un simulacro.
La tradición épica occidental ha dictado durante siglos que la verdadera redención del individuo la obtiene a través de la sublimación heroica. Se enaltece la idea del sacrifico, proveniente de la moral católica en las que se hace una reinterpretación del sacrificio cristiano que dicta la abnegación del individuo en las que el hombre prueba su valor (idea ligada a la construcción de la masculinidad) y su fe-amor (en Dios, en la patria). Es así que un fundamento religioso ha servido de base espiritual para construir la confianza en el engrandecimiento humano individual a través del sacrificio heroico, o sea, el fundamento de nuestra civilización.
A partir de aquí se enfocan varias ideas como líneas conductoras del trabajo:
Peregrinajes:
El silencio, el enclaustramiento, la realización de promesas,
peregrinajes o difíciles pruebas se vienen a convertir en experiencias de
devoción y en evidencias de fe. (Trabajo sobre la peregrinación de San Lázaro en Cuba)
La infinitud extratemporal frente a lo concreto y trivial de la existencia convierte en heroicas todas estas experiencias de fe.
Rituales:
También está el poder de las imágenes como pruebas de la
existencia de Dios. La adoración de las imágenes, la conciencia
del poder real de las imágenes, asesinas de su propio modelo. Desde hace años
que Dios mismo puede ser simulado y reducido a las imágenes y escenificaciones
que dan fe de él. Dentro de estos simulacros se hallan las procesiones de
Viernes Santo, la proliferación de pueblos “medievales” que se tratan de
conservar intactos en la actualidad,
En lugares donde se perseguía
toda forma de creencia, ritual o ceremonia no cristiana, el creyente adaptó sus
dioses a las nuevas imágenes, los enmascaró, simuló adaptación a las nuevas
reglas cuando en realidad continuaba adorando a sus dioses enmascarados. Demostraron tener razón los iconoclastas con
su miedo de que las imágenes sustituirían a Dios con su poder fascinador, en el
Nuevo Mundo, las imágenes sirvieron para borrar a Dios, y sustituirlo
silenciosamente por otros Dioses “paganos”.
Virilio nos habla de la estética de la desaparición: El “truco”,
como bromeaba Mélies, aplicado con
inteligencia, permite hoy hacer visible lo sobrenatural, lo imaginario, o más
aun lo imposible. Decía Mélies
que muchas veces los trucos más simples eran los que más interés causaban en la
audiencia, y muchas veces surgían a partir de un accidente tecnológico como el
truc à àrret que convertía a los hombres en
mujeres.
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