La Colección Gil de pintura del MNAC y la formación de colecciones con capitales coloniales, esclavistas y extractivos .

En una reciente entrevista que se le hizo a Manuel Borja Villel, que fue director del Macba y del Reina Sofia y actual director del programa de Cultura para la ampliación del Museo Nacional de Arte de Catalunya, mencionó que “En España el tema de las obras expoliadas no nos afecta tan directamente, pero sí lo hace el del origen, muchas veces oscuro, de las fortunas que pudieron adquirir las obras para nuestros museos. ¿De dónde salió oro para comprarlas? ¿Cuántas vidas costó ese oro? Hablamos de la colonización americana, del tráfico de esclavos”. [1]

Quizás se refería Manuel Borja, por mencionar un ejemplo, a la Colección Gil de pintura del MNAC, donada al museo por Leopoldo Gil, descendiente del patriarca esclavista Pere Gil Babot quien comenzó la colección en el siglo XIX y son donadas en 1918 a la Junta de Museos para exponerse en el entonces salón de la Reina Regente del Palacio de Bellas Artes, hoy pueden verse en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC).


Pedro Gil Babot es el primer coleccionista de Cataluña, dice pomposa su biografía que hoy puede leerse en un catálogo online que le dedica a su figura la Fundacion Gas Natural. Porque además después de hacer dinero con la esclavización, esta figura y sus hijos vienen a Barcelona a invertir (o monopolizar servicios) como los del gas manufacturado para el alumbrado y el uso público.


El MNAC tiene un rol preeminente como cabecera del sistema de museos catalán y el puesto actual que ocupa Borja Villel fue creado especialmente para él por la entonces consejera de Cultura con unas condiciones nada envidiables. Es así que Manuel Borja debe conocer esta colección, que tiene pintores como Rembrandt, Van Eyck, Tizziano entre otras figuras del arte internacional.

Si buscamos la lista de patrocinadores del museo, veremos “benefactores” provenientes de les elites industriales enriquecidas en un contexto colonial y esclavista.

Por otra parte, el apoyo actual de las fundaciones privadas al Museo revela los vínculos entre la lógica colonial del Museo como contraparte de un proyecto de modernidad civilizatoria y una economía capitalista de extracción que no solo hunde sus raíces en el fenómeno de la esclavitud debido al origen de su capital, sino que recrea esta lógica extractiva actuante en una economía capitalista que ha debilitado los servicios públicos actuales. La filantropía “non profit” como dice Francoise Verger, se alimenta de la misma precariedad que ha ayudado a crear. Jugando además con que en sus páginas web subrayan sus acciones humanitarias y generosas, creando un sentimiento de admiración hacia ellas.

El Museo Nacional, como su nombre lo indica, acentúa además esa glorificación del esplendor nacional, por el que apostaron los museos europeos como faros de la civilización “humana”, sin mencionar un pasado que esconde expolio, extractivismo y dominación colonial. ¿Podrían al menos, cobrar un poco más menos a la población migrante por la entrada en un contexto de capitalización turística de Barcelona?



[1] Entrevista a El Diario: Manuel Borja-Villel: “Los museos españoles deben preguntarse cuánto oro y cuántas vidas costaron sus colecciones” 29 de noviembre de 2024. El Diario. 

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