Metodología o guía para la realización de rutas sobre Barcelona y el tráfico esclavista.

 por Mabel Llevat


Las personas que realizamos rutas guiadas sobre el tráfico esclavista y la esclavitud transatlántica tenemos un reto por delante. Un reto complejo de asumir porque se trata de una actividad educativa para una ciudadanía que ha socializado siguiendo las pautas de un relato hegemónico y se siente cómoda con la reproducción de este relato en rutas y otras políticas de memorialización.

Las rutas sobre la esclavitud transatlántica, en cambio, deben explicar una historia de opresiones y desigualdades sistémicas y parte de esa labor educativa puede generar incomodidad en la audiencia al cuestionar la narrativa imperante y exigir responsabilidades al mismo sistema de poder hegemónico que se replica en monumentos, museos y libros de historia. Las rutas sobre la esclavitud deben cuestionar muchas de nuestras certezas, convirtiéndose en un acto de reparación y justicia histórica. Interviene también en las rutas un trabajo, a veces complejo para la persona que ejerce de guía, de manejo de las emociones que todas estas incomodidades y cuestionamientos pueden generar en la audiencia.


Primeramente hay una serie de argumentos “fáciles” o cómodos que debemos evitar durante toda ruta guiada sobre la esclavitud o la esclavización, así como insistir en otros. Los enumeramos a continuación:

-            La ruta guiada debe insistir en que la esclavitud transatlántica fue la mayor migración forzada en la historia de la humanidad de un continente a otro. Responsable del secuestro de más de 12,5 millones de personas capturadas en África y desembarcadas en América para una vida de esclavización. Es muy importante remarcar la escala: el tráfico transatlántico dobla la cantidad de cualquier otro tráfico desde el continente africano, mientras que el tráfico hacia Cuba casi dobla la cantidad de las personas cautivas llegadas a EE.UU. por ejemplo.

-       El sistema esclavista transatlántico genera todo el tiempo un relato deshumanizador del que se beneficia. Se trata del relato que narra el tráfico de personas cautivas y secuestradas en masa a otro continente donde no tenían apoyo local y donde fueron fácilmente etiquetadas bajo palabras como “esclavos” o “negros”, facilitando una estereotipación que tiene su impacto hasta el día de hoy. Las palabras crean cosas y realidades, debemos insistir en que fueron “personas esclavizadas” no “esclavos” o “esclavas”.

-        Colocar la responsabilidad de la esclavización en África. Nuestra educación occidental hará que siempre que hablemos de esclavitud se encuentren argumentos que nos hacen sentir cierto “alivio” cuando colocamos la responsabilidad en África y aunque África es, digamos, el primer eslabón de la cadena, nuestros argumentos no deben derivar hacia la “culpabilización” de “jefes africanos que ya esclavizaban a gente de sus propios pueblos" o le hacían el juego al negocio transatlántico. El modelo esclavista patriarcal doméstico africano no es comparable con el modelo de esclavitud transatlántica y, además, dichos regentes llegaban a ser puestos a conveniencia por representantes de las potencias europeas receptoras del flujo de capital acumulado por la esclavización. Capital que no se queda en África, sino que fluye hacia los centros hegemónicos.

-           Evitar afirmaciones que diluyen las especificidades del sistema de poder y jerarquías que queremos retratar con argumentos como, “la esclavitud ha existido siempre” o “los teléfonos móviles que empleamos hoy en día lo hacen personas en situación de semi esclavitud en el Congo y no parece molestarnos”. Estos argumentos, aunque ciertos, están parcializados y nos impiden retratar las particularidades de un sistema de acumulación brutal que tenía sus signos distintivos. En su lugar podemos reforzar la idea de que se inicia un proceso ininterrumpido conocido como capitalismo racial que es vigente hasta nuestros días, pero sin desdibujar las características específicas del fenómeno.

-       Debemos insistir en que se trataba de un sistema de esclavización perpetua, donde las personas esclavizadas y toda su descendencia quedaban atrapadas dentro de un sistema estanco que las condenaba a vivir sin libertad a través de un contrato de “compra”. Por otro lado las características del sistema de plantación esclavista practicado en Cuba durante la ilegalización del tráfico, no son exactamente iguales al practicado en otros lugares como los Estados Unidos o las colonias inglesas, holandesas o francesas, ya que en las colonias españolas se practicaban políticas carcelarias que alimentaban la esclavización continua de hombres jóvenes, diseñadas para limitar a un mínimo la tasa de reproducción dentro de la plantación.   


   -          La ruta guiada debe subrayar la incongruencia del marco político que permite que la segunda ola de la esclavitud transatlántica se corresponda con el momento germinal de la sociedad moderna, del capitalismo y del Estado Liberal. O sea, que las leyes que reconocen la esclavitud dentro del marco constitucional legal coexisten con la proclamación de los derechos del hombre y el proceso de institucionalización en el que las naciones devienen estados y los súbditos ciudadanos considerados libres, iguales y con derechos. El marco constitucional político liberal moderno no es incompatible con la esclavitud ni con leyes que delimitan al individuo esclavizado como propiedad semoviente en los mismos años en que nace la ilustración.

-               Es importante en la ruta explicar qué es una colonia y cuáles son las relaciones coloniales. Hay una confusión extendida de si Catalunya puede considerarse o no una colonia de España y existen una serie de elementos que distinguen una colonia que bien pueden revisarse en una ruta. Así entenderemos que, desde cualquier lugar de la península, recibir o comerciar con productos “coloniales” (azúcar, algodón, tabaco, café) no es “insertarse en un sistema de comercio internacional” sino beneficiarse de un sistema esclavista y colonial, donde la colonia estaba obligada a vender materia prima a precios exclusivistas a una metrópoli europea que controlaba todo el sistema político, comercial y financiero.

-            Subrayar que la esclavitud fue un sistema que benefició a la sociedad en su conjunto, no solo a gente rica o a la aristocracia, naturalizando el sistema esclavista que producía azúcar, café, algodón o tabaco para Europa sin que nadie se preguntara por las condiciones en que se producían. Además de esto, los sistemas de servicios públicos como el alumbrado, el servicio de gas, el sistema bancario, de transporte público o los planes urbanistas de los que se beneficiaron las ciudades europeas y su ciudadanía, eran muchas veces impulsados y financiados por capitales que tenían su origen en el esclavismo. La llamada revolución industrial o la modernidad de las sociedades europeas está impregnada de una historia de esclavización, destrucción medioambiental, tráfico de seres humanos, violencia y violación.

-             Hablar de estos hechos históricos como algo del pasado que no tienen repercusión en el presente. En las rutas debemos referirnos todo el tiempo a la continuidad de la historia en un pasado que sigue rigiendo conductas y patrones en la actualidad. De la misma forma en que todo el tejido bancario y de muchos bienes privatizados que existen en España hoy se fundaron con capital esclavista, se trae también del pasado imaginarios de racismo y exclusión que sobreviven actualmente. Se quiere que dejemos de mirar el pasado con ojos del presente, pero seguimos proyectando en el presente una mirada colonial del pasado.

-           Subrayar el contexto de ilegalidad del tráfico (no de la esclavitud en si misma) en el siglo XIX y hablar de los distintos eslabones que componían la cadena esclavista y de la coexistencia de la segunda ola con procesos de acumulación de capital, internacionalización de mercados, racionalismo calculador de la masculinidad moderna y progresos técnicos.

-       Evitar la revictimización de las personas africanas o afrodescendientes al utilizar descripciones evocadoras de una especie de pornografía del dolor que vuelve a poner a las personas africanas en situación de víctimas sin agencia, sino hablar también de historias de resistencia y de cimarronaje

Otros detalles: 

1- El lugar de enunciación. Creo que todas las personas podemos y debemos interpelar el sistema sea cual sea nuestro origen étnico o geográfico. Pero es importante que se entienda que el hecho colonial genera traumas en las personas que venimos de territorios colonizados y mucho más en las personas africanas o afrodescendientes, que al ocupar el lugar de enunciación asumen el poder de narrar sus propias historias, ya que para ellas no se trata solo de hechos históricos fríos, sino de procesos que las atraviesan y que se han convertido en fuente de dolor continuo y revictimización.    

2- La patrimonialización. Además de todo lo anterior, cuando hacemos rutas por la ciudad nuestro material visual son los monumentos del presente, monumentos que nos remiten a una política de patrimonialización que exalta ciertos hechos y que sostienen un sistema desigual y extractivista, muchas veces en suelo europeo. Debemos establecer una continuidad con el presente y cuestionar esa política de patrimonialización hablando de cómo se reproduce este sistema en la actualidad.

3- Tener mucho cuidado con fechas. Entiendo que personas que han crecido y socializado con una historia oficial ajena a estos hechos puedan confundir fácilmente fechas como las del inicio de la prohibición del tráfico o la fecha de la abolición de la esclavitud. Son fechas que se confunden todo el tiempo en rutas, publicaciones, en la prensa y hasta en equipamientos culturales. Pero para quienes venimos de lugares donde esta historia significó dolor real para tantas personas, son fechas que vienen acompañadas de mucho malestar, por lo que es importante tener cuidado de no confundirlas.

4- Tener mucho cuidado también con la información visual. Hay láminas que pueden revictimizar a una parte de la ciudadanía, como las imágenes del anuncio de Colacao. Las imágenes muchas veces vienen acompañadas de canciones con las que se ha socializado en España y que son traumáticas para las personas racializadas. Intentar al menos no tararear la canción del Colacao y problematizar todo el tiempo lo que exponen las imágenes del anuncio. Me parece cuestionable, poniendo el ejemplo de las rutas de Apropa Cultura, utilizar láminas con la imagen del gorila albino “Copito de nieve”, justo al lado de las imágenes del anuncio de Colacao, reforzando estereotipos que deshumanizan a las personas africanas.


6- Entender que tenemos un conocimiento muy sesgado cuando se tratan acontecimientos militares como la guerra de Cuba. Hablar de colonialismo es hablar también de expansiones y dominación militar con intereses económicos coloniales y esclavistas. La guerra de independencia de Cuba ha sido estudiada en España con manuales que presentan solo la visión española que la llaman “la pérdida de Cuba” o “el desastre del 98”. Es necesario incluir el otro lado de la historia. Además del entramado empresarial hay un entramado político de figuras como Víctor Balaguer, un entramado periodístico que manipulaba la opinión pública a favor de la esclavitud y contra la independencia de Cuba, que también estaría bien evidenciar. Si en las láminas colocamos ejemplos sólo de las voces que disintieron de la guerra de Cuba como los artículos de “La Campana de Gracia”, no entenderemos por qué al general Valeriano Weyler “el carnicero de Cuba”, el pueblo lo acompañó entre vítores hasta el puerto de Barcelona pidiéndole mano dura con el independentismo cubano.

Recomendaciones finales:

El fenómeno de la esclavitud atlántica no tuvo parangón con otro sistema de esclavitud anterior en cantidad de personas secuestradas, duración en el tiempo, cruce intercontinental, recursos movilizados por todas las potencias europeas para tamaña empresa y por último, por producirse en una época en que Europa ya estructuraba un sistema legal y jurídico moderno para proporcionar justicia e igualdad a la ciudadanía. Las personas esclavizadas fueron definidas como "esclavas" mediante las formas jurídicas propias del mundo moderno europeo, y específicamente en Cuba fueron despojadas de su ciudadanía por una Constitución española que en 1812 pretendía reformar las desigualdades mediante estructuras modernas y democráticas de gobierno. Con esto queda demostrado que la existencia de una armazón legal democrática fuerte no impide la coexistencia de otras formas igualmente legales pero injustas como es hoy la ley de extranjería.  

Creo que las audiencias en Barcelona ya están bastante concientizadas en que el discurso de glorificación del indianismo es una ficción romantizada que encubre la esclavización y esto es muy positivo. Pero hay que ir un poco más allá. Hay que atacar el mito del esfuerzo, del ahorro y de la meritocracia patriarcal del hombre “hecho a sí mismo”.

Debemos entonces cuestionar imaginarios que glorifican Barcelona como capital del progreso. Las estatuas, la historia que se despliega de forma monumental ante nuestros ojos, no está pensada para la complejidad, sino para la glorificación, para el culto a paradigmas de éxito. No están hechas para pensar, para preguntarnos qué sentido tiene honrar a figuras que levantaron sus fortunas a costa de la tecnología esclavista o de dispositivos como el barco esclavista o las cadenas de montaje global que esconden la explotación, el tráfico humano, la amenaza medioambiental, la monopolización de bienes y servicios y la corrupción. Son estos símbolos los que tenemos que cuestionar sin ambigüedades y hacer hincapié en que son imaginarios que nos han hecho confundir progreso con dominación, producción con extracción, crecimiento económico con acumulación de capital y creación de riqueza con corrupción.

Para construir una verdadera memoria histórica necesitamos la memoria de toda la diversidad cultural que conforma la ciudadanía de Barcelona, y una conexión con las ideas de justicia y reparación de la dignidad humana. Nuestro lema debe ser volver a humanizar donde se deshumanizó y lograr edificar una ciudadanía que piense procesos históricos complejos con madurez. 

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